PUBLICIDAD
Es el más dije según las señoras. “Ay no sé, es que me encanta”, se les escucha decir a muchas. ¿Les encantará su porte distinguido? o quizá su cálida sonrisa? Me inclino también por ese cuerpo envidiable que se adivina tras los finos trajes. El presidente de los Estados Unidos es un inmenso refresco en la pantalla política. Es que una se aburre de mirar a puros viejos decrépitos yfeos o peor, lolosaurios operados y buenos pal carrete. Obama exuda jovialidad, confianza y seguridad. Su carisma lo hace atractivo y su aguda inteligencia lo hacen simplemente irresistible.
Dicen también que la belleza interna, el cómo nos sentimos con nosotros mismos y el hecho de estar felices, nos hacen aún más guapos. Así que Barack Obama debe estar muy re feliz. Preocupado a ratos, obvio, no es fácil ser Presidente de la hasta ahora más poderosa nación del mundo.
Al menos yo, no lo encuentro taaaan mino. ¿Me cae bien? sí. ¿Me dan ganas de que me abrace? también. ¿Me transformo en su patas negras? todo el rato. No me digan que no hay algunas cosas que les causan curiosidad. Me gustaría averiguarlas, pero con toda el aura de misterio y seguridad que rodea a este negrito rico, imposible, incluso para mí.
Por todo esto, Barack Obama merece.
