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Las Islas Phi Phi y la locación de la película “La Playa”

El sudeste asiático ya no parece tan lejano para los muchos chilenos que cada año llegan al sur de Tailandia, seducidos por esta mezcla de exótica cultura, playas y exquisita cocina.

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El archipiélago lo componen cuatro islas. Phi Phi Don, es la más grande y es posible encontrar alojamiento por pocos bahts -la moneda tailandesa- en hostales, hoteles y bungalows. También hay resorts. La mejor época para ir: entre noviembre y abril, libre de monzones.

Parece mentira que alguna vez siguiéramos atentos por la TV la angustiosa búsqueda de una chilena desaparecida en esta zona del mundo, víctima del peor tsunami de la historia, cuando el Océano Indico se ensañó con 230 mil vidas en 14 países, un día después de la navidad del 2004.

La naturaleza se regenera y ya es como si nunca nada hubiera ocurrido aquí. Aunque, aprendida la lección, en varios puntos de la isla hay señalética indicando las vías de evacuación en caso de un nuevo evento.

Cada tarde el mar se recoge, y los tradicionales botes de cola larga, quedan varados en el fondo marino. Es normal que baje la marea me dice un local, aunque prefiero tomar mi toalla y mi Ipod para subir al view point en lo alto de la isla.

Imperdible ver el atardecer desde este mirador. Cientos de visitantes de todo el globo se reúnen con sus cámaras esperando que el sol se desvanezca en el horizonte. Me hago amigo de un japonés, un canadiense y un polaco que se dedica al thai boxing. Una vez llegada la noche seguiremos en una de las fiestas en las arenas de Phi Phi. Música electrónica y malabarismo con fuego, amenizan el fervor cosmopolita. Poco importa si es full moon o no, la fiesta es segura para todo el mundo. Nos sentimos como adolescentes que hubieran armado la fiesta de sus vidas en la ausencia de sus padres; o simplemente jóvenes que se adueñaron de una isla paradisíaca, decididos a olvidarse de los grandes problemas del mundo.

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No sé cómo nos levantamos al día siguiente, pero con mis nuevos amigos tomamos un tour de mediodía por los alrededores. Se puede contratar en la mañana o la tarde, pero vale la pena hacer el esfuerzo de salir temprano, por el snorkeling y las luz para las fotos.

Las paradas incluyen Monkey Beach, donde terminas rodeado de decenas de monos que custodian sus olas; Bamboo Island, con arenas blancas y extremadamente suaves; y Maya Bay, la playa de “La Playa”, donde actúa Di Caprio y que se exhibe cada tarde en las terrazas de las hostales.

Poco antes de llegar a la orilla, nuestro guía nos desafía a llegar nadando. Antes de lanzarnos a ese mar transparente, arroja migas de galletas y cientos de peces de infinitos colores se nos acercan juguetones. El agua es tibia, el sol pleno, y el cielo se funde con el mar que roza calmo los acantilados de unos cien metros de alto que nos rodean. Más tarde almorzaremos en la arena antes de regresar a Phi Phi, donde tomaremos una cerveza helada, nos daremos una ducha, y cenaremos pad thai. Haremos sobremesa en la arena, compartiremos anécdotas de cada uno en sus países, y esperaremos juntos a que la luna nos regale una nueva noche de fiesta.

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