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Cuando vamos a un bar, por lo general lo hacemos acompañadas de compañeras de trabajo, amigas de la universidad o antiguas amigas del colegio. Nunca solas, o mejor dicho casi nunca, porque a fin de cuentas más de alguna quiere hacerlo; cosa que me parece estupendo. Una vez leí acá en Belelú un artículo de Tootsie que hacía referencia a que en Chile las mujeres no nos sentamos en la barra de un bar solas, y la verdad es que no se equivoca, pues nunca he visto a alguna en ningún bar de Santiago.
La razón va mucho más allá del qué dirán. Eso de que tenemos miedo a que nos miren feo por estar tomándonos una cerveza u otro trago sin compañía no me parece una justificación de peso para esclarecer el por qué de nuestra actitud, y por eso realicé un breve análisis para explicarlo… Y la verdad es que resulta bien fácil de dilucidar.
Los jotes tienen la culpa. No me malinterpreten por favor. Cuando hago alusión a los “jotes” me refiero a aquellos que no se cansan de hostigarte a pesar de todas las muestras de desinterés de parte nuestra. Hombres con estas características hay en todos lados, pero suelen ser los bares el refugio perfecto para atacar, pues tienen el trago de su lado. Y como son clientes frecuentes, se sienten con el derecho de hacer y deshacer en el lugar. Así, más de alguna ha caído en sus brazos, producto de unas cuantas piscolas que el tipo aprovecha para embolinar la perdiz.
Hay tipos bien simpáticos que suelen sacarte más de una sonrisa con sus piropos, y al escuchar o notar una respuesta negativa a sus elogios se marchan sin decir más. A esos los excluyo totalmente, incluso me caen bien, porque hay que tener personalidad para hacerlo (cosa que a mi me falta en materia de conquista), y también por su buena onda. Mal que mal, una se siente bien frente a lindos piropos.
Los que me cargan son aquellos, por lo general viejos, que insisten en tratar de conquistarte a pesar de todas las negativas que tú les das y que para más remate se pican y te dicen alguna estupidez. ¿Recuerdan en “500 Days of Summer” cuando los protagonistas están tomando en la barra de un bar y aparece un tipo a molestar a Summer sin cansancio hasta que Tom le da un golpe? Bueno, a esos tipos me refiero.
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Siempre me he preguntado ¿dónde habrá quedado su dignidad? Si a mí me dijeran ¡NO! lo entendería y me marcharía, pues no tengo que rogarle nada a nadie. Es algo que simplemente olvidan, y les da lo mismo quedar de estúpidos frente a todos los presentes. No falta el que te grita “lesbiana”, “amargada”, “fea” y un sinfín de tonteras para así defender la poca masculinidad que les queda.
Por eso salimos en grupo, para evitar a toda costa que se te pegue un hombre de tales características y no te deje en paz. Si una sale sin compañía es porque quiere estar sola, tranquila junto a una cerveza heladita. Si quisiera compañía, iría con alguien. Así de simple.