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Un día fuera de la ciudad es lo mejor para seguir con la rutina en verano

Volvemos recargados a la oficina.

Cuando nos toca trabajar en verano y vemos que nuestros amigos, parientes y compañeros de oficina están saliendo de vacaciones y nosotros seguimos ahí marcando el paso quizá hasta cuándo, lo mejor es hacer un “alto” y tomarnos uno o dos días (el fin de semana) para cambiar de aire, de verdad que el lunes siguientes llegas totalmente repuesto al trabajo y con más ánimo.

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Desde septiembre que no salgo de Santiago y ha sido realmente sofocante. Qué terrible es cuando llega ese momento en la vida en que nos convertimos en nuestros padres y ya no nos arrancamos a la playa o al campo o a donde sea, cada vez que se nos ocurra: un día después de clases en la universidad, con un grupo de amigos, sola con una amiga… Ahí nos damos cuenta no solo de que ya entramos en el mundo laboral (trauma), sino que nunca más podremos disfrutar de los veraneos infinitos del colegio y la universidad, esos que podías pasar en cinco destinos y con grupos diferentes (las vacaciones familiares, las con los amigos del colegio, las con los de la u, las con los primos…). Estabas solo un par de días en tu casa y decías “chao, me voy a la playa, vuelvo el…” y así hasta que llegaba marzo y volvíamos a la rutina.

Hoy para mi eso es imposible, tengo solo 15 días de vacaciones, como cualquier trabajador, y lo peor es que los tendré que destinar solo a un lugar y con un grupo, porque hacer cinco ciudades y cuatro grupos en tres semanas es imposible. Por eso, y mientras sigo trabajando, para recordar esos veranos de antes lo mejor es irse el fin de semana fuera de la ciudad, en mi caso es Santiago y como estamos tan cerca del mar, la opción siempre es una playa del litoral central.

Puede ser solo o de allegado a la casa de algunos parientes que estén veraneando. Yo usé la segunda opción, mis tías y primos están en Algarrobo y me invitaron el fin de semana y obvio que fui, cómo me iba a perder esa oportunidad. Llegué el sábado a las dos de la tarde y me vine el domingo a las cuatro, no habían más buses, y a pesar del poco tiempo que estuve, ha sido el mejor panorama de los últimos meses: sol, aire limpio, arena, mar, playa, familia y atisbo de vacaciones. Qué mejor.

Y además salirse de la rutina, desconectarse de Internet y apagar el celular. Porque estando en Santiago, por mucho que sea fin de semana, igual estamos pendientes de lo que pasa a nuestro al rededor: revisamos el correo de la oficina, adelantamos los temas para el lunes, vemos lo que nos falta por hacer, etc. Pero en una casa de playa sin Wi Fi y alejada, todo eso se nos olvida y lo único que nos importa es tomar sol.

La vuelta, a pesar de lo triste que puede ser, es mucho más reconfortante en el trabajo y tenemos ganas de hacer cosas, realmete se vuelve con las pilas cargadas, se los recomiendo.

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