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Es mentira que hay menos autos en febrero en Santiago

Para mí siguen los mismos.

Según las estadísticas de la gente de tránsito, sí hay menos autos, pero según mi insomnio siguen circulando los mismos por nuestra capital. Ya les he contado en un par de ocasiones que comencé a vivir sola y la vida que he llevado hasta el momento ha estado bastante bien y tranquila, lo único que no calculé al momento de elegir departamento fue el ruido: estoy en una avenida donde los autos no paran de transitar toda la noche.

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Por mis ojeras les aseguro que el número de vehículos que corre por las calles de la capital, o al menos por la mía, no ha disminuido. Siguen estando los millones de autos pasando día y noche bajo mi ventana sin dejarme dormir y la verdad es que es terrible. A pesar de que tengo todas las ventanas cerradas, y de que por lo tanto me muero de calor, la bulla sigue y sigue. La circulación no para.

Así que a los que dicen que en febrero hay menos autos en las calles, yo les digo traten de dormir una noche cerca de alguna avenida grande, es imposible. Y no solo de noche se produce este fenómeno, durante el día también. La primera semana de febrero anduve varios días en auto por providencia tipo seis de la tarde y el taco que había me hacía pensar en mayo: las calles colapsadas de vehículos. Quizá fue porque recién eran los primeros días del que se supone es el mes menos congestionado del año, pero ya estamos en la segunda semana y el ruido, los bocinas, las frenadas y el atochamiento siguen.

Y lo mismo me ha pasado en el metro. He decidido usar ese medio de transporte los últimos días pensando también que estaría con menos gente, pero una vez más me tuve que tragar mis palabras y de paso apretarme contra las puertas del carro en medio de un mar de gente y eso que fue ayer domingo, quién usa el metro los domingos, al aparecer los miles de santiaguinos que siguen acá como yo y que la prensa nos piensa en la playa con nuestros autos.

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