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Leí en la revista argentina Entre Mujeres, que el 90% de las personas recuerdan su primer beso y que para muchos ese primer contacto de labios es mucho más intenso incluso que la primera relación sexual. Conincidí plenamente con esas observaciones y me sentí parte de ese 90%, ¿y ustedes?
Un beso (bien dado), para mí, es mucho más lindo, tierno y romántico que una noche se sexo. Besar a otro habla de los sentimientos que nos despierta esa persona, lo mucho que la queremos y lo que nos gusta su boca. Un encuentro sexual en cambio, es animal comparado con la delicadeza que puede llegar a ser la unión que se produce entre labios, lengua y hasta dientes. Sexo podemos tener cuando queramos y con quien queramos, las ganas no le faltan a nadie, pero para un beso tenemos que prepararnos y realmente querer darlo, estar dispuestos a recibir un poco de saliva y entregarnos.
Mi primer beso fue más bien sorpresivo. Estaba jugando a la botella, típico juego de los once o doce años en el colegio, que consistía en besar a quien te decía la botella. La girabas y el destino nos decía quién sería el afortunado o el desgraciado y dependiendo del número de veces que se repetía la persona iba creciendo la intensidad del ósculo: juntar los labios por unos segundos, meter la lengua (muy torpemente) y quedarse hasta un minuto con los labios pegados. Todo en tono de niños.
Estaba yo ahí esperando que la botella parara de girar y, por suerte para mi, lo hizo justo en el niño que me gustaba. Tuve que contener una sonrisa gigante cuando vi que había parado en él. Nos acercamos con las rodillas dobladas y de a poco por encima de la botella y de nuestros compañeros con la trompa estirada. Yo comencé a cerrar los ojos de a poco, esperando que él también lo hiciera y la cosa resultara un poco más romántica, pero de repente sentí un golpe en mis labios. Había sido su boca nerviosa y de niño, más inmaduro a esa edad que nosotras y por supuesto con más vergüenza, que me había, literalmente, golpeado la boca.
Después de eso vienen muchísimos besos: íntimos, de colegio, fugaces, tiernos, obligados, con asco, apasionados, con lengua, de verdad, enamorados, cansados, viejos, rutinarios…
El otro beso que también siempre recuerdo es el primero que di ya en la universidad. No sé por qué, pero siempre, siempre lo recuerdo, a pesar de que yo había dado infinitos besos antes, de que había estado en relaciones medio formales (en el colegio nunca lo son) y de que con ese tipo nunca más pasó nada. Creo que lo recuerdo por la época: mi primer año de universidad, me sentía super grande, madura, que podía tener el mundo a mis pies y por supuesto a ese compañero al que besé. Quizá fue por el contexto: el famoso paseo a la playa, la fiesta más rancia de la universidad al que dejas de ir como en tercer año porque ya te sientes vieja para eso. Ese beso no fue de los más lindos, de hecho fue casi tan torpe como ese de los once años, además él estaba borracho y tenía la boca con arena, nunca supe por qué. No resultó myu agradable, pero lo tengo dentro de mi ilsta de “besos recordados”.
Dentro de esa lista están también ese primero que le das a tu pololo antes de que formalicen, también siempre medio torpe y como de lado, pero lleno de mariposas en el estómago, muy lindo. ¿Qué beso es el que más recuerdan ustedes?