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Condominio Infernal

Condominios, blocks, edificios, villas… qué complicado es vivir con tanto vecino.

No creo en el cielo ni el inferno, ni el purgatorio, ni el limbo, ni el Val Halla ni el Nirvana ni ninguna de esas vainas. Tampoco creo en los infomerciales, las dietas milagrosas y las mujeres que dicen que les gusta poco.

Pero si existiera el cielo, creo que sería como un lugar bien tranquilo, bien cómodo, buena TV, un refrigerador bien abastecido de vino tinto y cerveza negra, aceitunas, queso y jamón crudo. Un lugar poblado por la gente que me cae bien. Algunos familiares (no todos), algunos amigos (no todos) y harta chiquilla desconocida, porque si ya conocieras a todas las chiquillas del planeta la vida no tendría sentido.

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De la misma manera, creo que el infierno sería como un condominio, o como un cité o como un block. Al final todos son iguales, están llenos de pájaros raros y todos pensamos que el nuestro es el peor. Yo tengo muchas historias del mio, y como me bloquearon Youtube en la pega voy a matar el tiempo contándoselas.

Vivo en un condominio bueno, bonito y barato, en una comuna que no es de ricos ni de pobres, aunque los hay de ambos, y que cuando llegamos era casi puro campo. Las vacas se metían a comerse el pasto de las áreas comunes. Ahora las únicas vacas son algunas vecinas que parece que en vez de botox se inyectaron manteca Astra.

La primera villa, donde llegué, se convirtió en un conjunto de cuatro villas interconectadas. Entre cada villa hay rivalidades. Nosotros tenemos piscina en la nuestra y no nos gusta que la gente de la segunda zona venga a bañarse porque ellos no pagan la piscina en sus gastos comunes. En las reuniones de la junta de vecinos ese siempre es un tema, pero nunca se hace nada.

Otro tema que siempre sale es el pago de los gastos comunes. Cuando llegamos habia una empresa que administraba todo: la guardia, la mantención de las áreas comunes, la cuenta de la luz, etc. Pero casi nadie pagaba y la empresa tampoco hacía nada así que la junta de vecinos la cambió por otra. La otra era peor porque sí le pagaban, le metió juicio a los que no pagaban y tampoco hizo nada. Al final, un flaco del condominio se ofreció para ser administrador. Él recaudaría los gastos comunes, pagaría a los guardias, velaría por la piscina y toda la vaina.

El tino no lo hacía mal pero era uno de esos santurrones de tomo y lomo. Una vez le fuimos a pagar un gasto común atrasado, o a alegarle porque uno pagado nos aparecía impago (no me acuerdo) y le fuimos a tocar el timbre. La casa parecía una tienda de artículos religiosos. Tremendos crucifijos, y en la mesa una caja con ostias de cartón para leer versículos antes de comer. En el living un reclinatorio para rezar. En la cocina había unos monjes cantando… no, lo de los monjes es mentira, pero cuando nos fuimos yo no sabía si correspondía hacer una genuflexión.

Otro que era un pastelazo fue un viejo que se hizo cargo de la cobranza cuando el primer administrador no quiso seguir cobrando. Le entregó todos los libros y una super planilla de excel donde se ingresaba cuanto pagaba cada casa cada mes, y te iba mostrando cuánto debían, o si tenían saldo a favor. Buena la planilla, nada que objetar, pero el viejo pastel, que es de profesión contador, parece que aprendió con ábacos, porque el excel se le fue en collera y un par de meses después tenía la planilla como el forro. Puso números en duro donde había fórmulas, varios vecinos al día aparecíamos morosos, nuestro cheque se lo imputó a otra casa. Me acuerdo y me dan ganas de pegarle al viejo, y más encima nos recibió en una pieza pasada a olor a pata.

Ahora que se pueden pagar los gastos comunes por transferencia electrónica casi ni nos detenemos a pensar en el tema. Algunos vecinos no pagan y les han metido juicio. Otros no pagan porque no tienen pega y otros porque encuentran que el servicio de administración es un asco y no se merece su dinero, además que no ocupan la piscina.

Yo tampoco ocupo la piscina, o la ocupo muy de vez en cuando. Siempre está llena de cabros chicos chapoteando, y otros más grandes echando la talla. Yo ya estoy viejo y no estoy para que se burlen de la ponchera cervecera. Además, me aburro. Pero hay otros que no se aburren. Uno de los vecinos tiene una red de pescaderías. Por su trato, aspecto y lo que dicen los demás, parece que empezó vendiendo pescado en la calle y fue subiendo en la cadena alimenticia. Hoy tiene la casa más penca del condominio, pero con el tonto mercedes benz afuera. Me acordé de él porque invita a toda la parentela a la piscina y se supone que es sólo para residentes. Llegan en masa con canastos de huevos duros y flotadores. Una vez un viejo que vive justo al lado de la piscina lo encaró. Es un viejo chico parecido al papá de George Constanza en Seinfeld, y el pescadero le puso un mangazo. Pobre viejo. Parece que después de eso tampoco pagó más los gastos comunes.

Me dijeron que mi primer aporte en Belelú fuera cortito y además ya es hora de hacerme un café antes de irme de la pega. Ya vendrán más historias del condominio infernal o de otra tontera que se me ocurra. Por lo pronto, les cuento que si el infierno existe debe ser como mi condominio, pero con más gente, más weones locos y más malos ratos. ¿Alguien se sintió aludido? A lo mejor somos vecinos!

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