Es cierto que la prensa le ha dado como bombo en fiesta al asunto de los mineros y que a muchos el tema los tiene más que saturados. Pero ahora que los 33 están a punto de salir a la superficie las sensaciones nuevamente afloran, lo digo sinceramente.
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Ya han pasado siete semanas desde aquel día domingo 22 de agosto cuando un papel amarrado a uno de los tubos de las perforadoras nos entregó la tranquilidad de que los mineros estaban vivos. Hoy estamos a horas de verlos salir y de verdad que las ansias de que se encuentren bien y que no se conviertan en víctimas de la farándula son fuertes.
Sus familias, Chile y el mundo se preparan con todo para recibirlos. Me imagino a sus mujeres con depilación de pierna completa y un lecho lleno de amor y pétalos de rosas que espera para saciarlos de todo el cariño posible e imposible. Yo no sé qué haría si mi amor fuera uno de ellos, viviendo dos meses con su ausencia y con miedo a que algo le pase en ese oscuro lugar donde se encuentran. Esas mujeres son también heroínas al soportar tamaña prueba y les deseo lo mejor.
Desde una oficina en la capital de Chile les envío, les enviamos, cariños y respeto a los protagonistas de esta historia.