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Esos hombres que se casan con la mamá

“Déjame conversar con la gorda y te confirmo”, suelen decir estos hombres.

Cuando uno es soltero y la mayoría de sus amigos no lo son, naturalmente tiende a transformarse en una suerte de consejero de estos, juntándose con ellos a conversar en bares o hasta alojándolos en casa cuando han peleado con sus esposas. Por lo mismo, a estas alturas del partido, puedo decir que tengo más o menos claro qué es lo que buscan los hombres en sus parejas. No todos, claro. Pero sí la gran mayoría.

Es que no han sido pocos los almuerzos extendidos hasta más allá de la hora del té o las noches de aquellas, bajando botellas y fumando cigarrillos, en que he escuchado a mis amigos –y también algunos no tanto- acerca de cómo se relacionan con sus esposas. Es rara la cosa. Porque son todos hombres grandes. Sin embargo, al oírlos, da la impresión que el que habla es un niño, o con suerte un adolescente, que vive con una madre aprensiva.

Es cosa de escucharlos cuando uno los invita a tomar una copa o jugar una mesa de pool después del trabajo. “Déjame conversar con la Gorda y te confirmo”, es lo que suelen decir. Incluso cuando uno los invita junto a sus parejas, por ejemplo, a un asado de fin de semana, sus respuestas simplemente desconciertan. “No puedo, es que con la Gorda estamos comprometidos para un cumpleaños”, se lamentan. O, peor aún, preguntan: “¿Y es con esposas la cosa?”.

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Realmente no entiendo cómo tanto sufrimiento. O sea, si a mí me toca pasarlo tan mal y pedir tantos permisos, la verdad es que prefiero estar soltero. Pero parece que ahí está la clave del asunto, porque lo que sucede es que a muchísimos hombres –me da la impresión- les gusta tener esta suerte de dominación constante. Les gusta tener que pedir permiso para salir solos, avisar si van a llegar atrasados por las noches a la casa y hasta hacerle el quite a salir con sus esposas a alguna reunión social.
Pero estas malas costumbres suman y siguen.

De hecho, hay varios de estos tipos a los que sus esposas les compran la ropa, la colonia, el desodorante y hasta la espuma para afeitar. Si esto no es estar casado con la mamá, ¿Qué es? Sin embargo, estas relaciones al final terminan funcionando, porque además de hombres que se casan con sus madres, me parece que está lleno de mujeres que encuentran ideal casarse con un tipo al que tienen que darle permisos, retarlo y hasta vestirlo. Es decir, les gusta casarse con sus hijos.

Y así se dan las cosas, con equilibrio. Eso sí, yo prefiero mantenerme al margen de este tipo de relaciones. Ni mandado ni mandate, porque lo ideal es que una relación sea un asunto entre pares.

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