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España es el país que menos refugia a homosexuales y mujeres maltratadas

En 2009 sólo concedió 179 refugios para los perseguidos.

-Según la Convención de Ginebra de 1951, los refugiados a los que se les puede dar asilo en la Unión Europea, deben ser perseguidos por: ideas políticas, raza, religión, nacionalidad o pertenencia a un determinado grupo social. El último punto se transformó en el resquicio de gays, lesbianas y transexuales para pedir asilo en Europa. Tanto así, que desde noviembre de 2009, España decidió modificar su legislación y sin rodeos sumó dos causas: género y orientación sexual. A pesar de eso, es el país que menos acoge. Estos nuevos motivos son “excepcionales”, según dijo al diario El País el secretario general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Alfredo Abad.

En 2009 España recibió 3.007 solicitudes, la cifra más baja desde que empezó el recuento en 1989, aún así el récord mínimo de concesiones no fue el año pasado, sino que en 2008 cuando apenas se entregaron 151. Juan Carlos Arnaiz, oficial de protección del Alto Comisionado de las Naciones Unidad para los Refugiados, dijo al diario El País que el 70% de las solicitudes de ahora están vinculadas con el género o con minorías sexuales. Antes el asilo más común era para el sindicalista y el defensor de los derechos humanos. En la Unión Europea en cambio, el número de peticiones aumentó en 10%, es decir, 377.000 personas pidieron asilo en los 44 países industrializados.

España es el país europeo que menos solicitudes recibe y el que menos concede: de las 3.007 peticiones, entregó sólo 179, para perseguidos, y otras 162 personas recibieron protección subsidiaria. Además de los de homosexuales, reciben muchas de mujeres argelianas y marroquíes que llegan con denuncias de violencia intrafamiliar que son esposas, generalmente, de hombres poderosos a los que no pueden denunciar en sus propios países (un juez, por ejemplo).

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También llegan mujeres que son obligadas a casarse de niñas, incluso hoy en pleno siglo XXI. Hay además otras que son víctimas de trata de blancas y que llegan al CEAR a pedir asilo y explicar por qué son perseguidas en su país. Otros llegan cuando sufren atentados en su hogar, por ser gays, por ejemplo, y comienzan a amenazar a su familia, como le pasó al activista homosexual colombiano Manuel Antonio Velandia.

Y otros se van porque quieren cambiar se sexo, comenzar una nueva vida y dejar atrás machismos.

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