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Mujeres pillas

Adorables delincuentes

-Bonnie Elizabeth Parker y Clyde Champion Barrow, fueron la pareja de forajidos, ladrones y criminales más famosa de Estados Unidos durante la Gran Depresión. Sus crímenes eran tan recordados que incluso llegaron al cine en “Bonnie y Clyde” (1967). La sociedad, a pesar de estar fuera de la ley, los quería porque los consideraba una especie de Robin Hood modernos.

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Bonnie (en la foto) era la líder de este grupo que fue considerado “enemigo público” entre 1931 y 1935. W.D. Jones y Ralph Fults, miembros de la banda, dijeron alguna vez que ella nunca tomó una pistola y que sólo se encargaba de los temas logísticos. Así como Bonnie Parker, han habido muchas pillas a lo largo de la historia. Mujeres que viven de la delincuencia, del tráfico de drogas, de los asaltos en el centro, del micro robo a supermercados, etc.

En Chile tenemos una que estuvo con uno de los delincuentes más famosos del país, el Cabro Cabrera (Mario Silva Leiva). Una de sus convivientes fue Ruth Galdámez, “la Yuyito”, carterista internacional que también era amante de Selim Valenzuela, “el turco” o “el rey de la coca” y madrina de “el Olfo” (Rodolfo Torres), otro narcotraficante. Juntos formaron la “Hermandad de Santiago”, una banda de fines de los 60′ que tenía contactos delictuales nacionales e internacionales y cuyos miembros fueron encarcelados en Estados Unidos, Brasil, Alemania y Chile.

A la Yuyito, al estilo Bonnie, le dispararon nueve balazos en Valparaíso en los 50′ y sobrevivió. Claro que la norteamericana no tuvo tanta suerte como la nuestra y cuando la policía de Louisiana la acribilló junto a Clyde en 1934, ambos murieron.

Así como ellas, hay otras mujeres pillas que roban a pequeña escala, pero que sumando y sumando hacen bastante. Como Lucie R. (47) una azafata de la aerolínea Air France que el 20 de julio confesó haber robado joyas, relojes, tarjetas de crédito, cheques y dinero en 142 vuelos entre Francia y distintos países de Asia. La sobre cargo, que comenzó con los delitos en marzo de 2009 porque no podía solventar la lujosa vida que llevaba, esperaba a que los pasajeros se quedaran dormidos para actuar. Y parece que sí que necesitaba porque el cinco de enero de 2010 llegó a robar 4.000 euros en divisas en un vuelo entre Tokio y París.

En Chile hubo un grupo de pillas adolescentes y arriesgadas que trepaban edificios altísimos de Santiago para robar. “Las arañitas” como las nombró la prensa, no medían ni altura, ni peligro, incluso subían embarazadas. Saltaban de balcón en balcón varios pisos hacia arriba para conseguir algún motín. Muchas veces fueron atrapadas, pero por ser menores de edad, no las podían enjuiciar y nos conformábamos sabiendo que seguían presentes gracias a los medios: “Otra vez fueron capturadas las arañitas”, decían los titulares.

Igual tiene algo de romántico esto de las mujeres pillas, llenas de historia e historias, además de riesgo, adrenalina, peligro y encuentros con la policía y con alguno que otro amante delincuente que las siguen dónde sea.

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