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35 (y no embarazada)

Mª José Viera Gallo nos cuenta sobre la desilusión de las mujeres con problemas para concebir.

Cada vez que veo el docu-reality 16 and pregnant de MTV me alegro de no haber sido una mamá prematura. Ser adolescente es, entre otras cosas, aprender a ser hija y no madre. Su hábitat natural es la fantasía versus la realidad; las canciones pop de ensueño en lugar de las sonatinas de cuna; los besos (o agarres) robados a algún compañero de colegio en una fiesta, y no las salas de parto.

Tampoco creo que exista una edad ideal para tener un hijo. Eso de que después de los 30 “estás listo” para abocarte a la crianza bajo la premisa de que “ya has vivido lo suficiente”, es mentira. Uno nunca vive lo suficiente. Siempre hay algo nuevo allá afuera y es un asunto de personalidad –más que de edad-salir a buscarlo. Cuando eres una mamá madura sigues siendo la misma chica inexperta de siempre, pero con dos o tres cosas resueltas en la vida que te pueden facilitar la tarea; un sueldo, una casa, y cierto estado mental de confort (o conformismo) que sólo da la experiencia, o dicho crudamente, el sufrimiento. Crecer es después de todo sufrir y aprender amortiguar los golpes.

Sin embargo, rara vez las cosas resultan en orden cronológico. Es más, la naturaleza femenina es la mejor amiga de la ley de Murphy: los hijos nunca llegan cuando se los espera y se anuncian (violenta e inesperadamente en un test casero de embarazo), cuando menos se los desea.

Así como a los 16 te embarazas con sólo 5 minutos de sexo, a los 35 puede pasar un año entero acostándote con tu pareja sin resultados.

MTV explota (y muy bien, con cierto naturalismo) la maternidad teen. Espinillas y barrigas venden bien, reciben la bendición de nuestra Iglesia que ha alabado el programa por ignorar la opción aborto, y despiertan el morbo de mamás maduras que agradecen no haber pasado por ese libreto.

Pero hay algo aún más doloroso que no querer ser madre a los 16. Querer serlo después de los 30 y no lograrlo.
Lo que durante una noche Juno consigue por error (acaso el docu-reality de MTV no es un refrito de la película indi?), es buscado por miles de mujeres por medio de tratamientos de fertilidad.

La segunda temporada de 16 and pregnant debería tener su alter ego en 35 and not pregnant. Hay mucho drama (y por lo tanto tele), en una mujer que interrumpe su rutina laboral para correr a insertarse un tubo de espermio en una clínica. Lo mismo ocurre con los distintos intentos de fertilizaciones in vitro, que gracias a la completa ausencia de nuestras Isapres, endeudan de por vida a muchas parejas o terminan en múltiples embarazos.

Y esos, serían apenas los primeros dos capítulos.

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