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Archipiélago de Juan Fernández remueve en tiempo récord sus plantas invasoras

Diversas agrupaciones han logrado un proceso de remoción de especies invasoras incipientes en Robinson Crusoe y en Alejandro Selkirk.

El archipiélago Juan Fernández en Chile – ubicado a más de 600 kilómetros del continente – es objeto de diversos programas de protección y monitoreo a su flora y fauna endémica que se encuentra en serio peligro de desaparecer.

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Un caso emblemático es el picaflor rojo que sólo vive en el archipiélago chileno y que ha sido fuertemente afectada por las especies exóticas y por el cambio climático. De hecho, un temporal que afectó a la zona en agosto del año pasado acabó con varios ejemplares y las autoridades de Conaf estimaron que sólo quedaban 800 de estos picaflores.

A estos se suma la flora del lugar que de igual forma se ha visto amenazada por las plantas invasoras, como la mora, el maqui y la murtilla que ya están establecidas y ampliamente distribuidas en la zona–cubriendo un territorio de casi 800 hectáreas y cerca del 17% de la superficie total- causando importantes pérdidas al bosque nativo y extinción de algunas especies endémicas.

Debido a esta situación, las organizaciones Island Conservation Oikonos, en coordinación con la Municipalidad de Juan Fernández, han trabajado desde 2013 en la remoción de plantas invasoras incipientes.

El plan ha sido ejecutado y co-financiado junto al Proyecto GEF de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio del Medio Ambiente, el que además cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La implementación de la iniciativa ha logrado un proceso de remoción de seis especies invasoras incipientes en Robinson Crusoe y siete en Alejandro Selkirk.

Fernando Baeriswyl, Coordinador del Proyecto GEF EEI, señaló que este plan ha sido todo un éxito, considerando el poco tiempo transcurrido:

Es un gran logro que muestra que vamos por el camino correcto para prevenir el desarrollo de nuevas especies invasoras, lo que refuerza la necesidad de establecer barreras de bioseguridad y sistemas de alerta temprana, especialmente entre las islas del Archipiélago y el continente.

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La lucha contra las plantas invasoras

La remoción de este tipo de arbustos significa un gran paso en la conservación de la biodiversidad de Juan Fernández. Como lo explican los especialistas a cargo del proyecto, el mejor momento para  intentar  la  erradicación  de  una  especie  no  deseada  es  durante  la  primera fase de la invasión, es decir, cuando las poblaciones objetivo son pequeñas y/o están limitadas a un área restringida,  asegurando  de  esta  manera  el  éxito  de  erradicación  y  la efectividad en cuanto a costos, ya que no requiere una inversión continua y permanente.

Entre las especies que fueron erradicadas o en proceso de control, se encuentra la planta trepadora Ojos Negros, Maracuyá, Agave y Cola de Zorro, donde se eliminaron todos los ejemplares presentes en el poblado San Juan Bautista, la mayoría de ellos en las cercanías del Fuerte Santa Bárbara, y otros en algunos jardines privados.

En cuanto a los árboles que amenazaban al bosque nativo de Juan Fernández, se trabajó en el control de especies como el Árbol del Cielo, Acacio y Datura, además de la Enredadera del mosquito y Ricino, entre otras.

Relación con la comunidad

Para Island Conservation y Oikonos, la participación de la comunidad isleña es fundamental. Comenzaron una campaña de sensibilización entre los habitantes para dar a conocer el plan y la importancia de que ellos reconozcan las especies incipientes para proteger el patrimonio natural del Archipiélago.

Peter Hodum, biólogo y director de Oikonos en Chile, indicó que este accionar fue fundamental para que los isleños comprendieran los problemas que puede generar una especie dañina:

Estamos trabajando tanto en jardines privados como en espacios públicos y concientizando a la comunidad para que no traigan semillas de especies dañinas que podrían volver a causar estos problemas (…) La clave de la conservación está en reforzar las actitudes, los valores y el entendimiento de la comunidad, sólo así es posible que este trabajo sea sustentable en el tiempo.

La tecnología también ha sido parte de este proceso.  A través del grupo de Whatsapp “Red de  Observadores de Especies Exóticas Invasoras” han logrado fomentar la participación en el reconocimiento de especies invasoras. Esto se suma a los cursos de capacitación técnica en uso de plaguicidas que se hicieron con técnicos locales de la comunidad y la entrega de una guía de identificación de especies.

Evitar los rebrotes

Peter Hodum destaca que el proceso de vigilancia y monitoreo donde se encontraban las especies controladas debe continuar, para sacar rebrotes y plántulas que garanticen la erradicación definitiva. Asimismo reconoce la importancia de contar con una barrera sanitaria a modo de prevenir el ingreso de especies dañinas.

En esa misma línea, Sara de Rodt, especialista en restauración de islas de Island Conservation, destaca el esfuerzo por seguir sensibilizando y empoderando a la comunidad e instituciones:

Todavía quedan más de veinte especies invasoras incipientes por erradicar en nuestro Archipiélago. El desafío futuro para lograr estas erradicaciones adicionales y mantener los éxitos de hoy sigue siendo la sensibilización. Para prevenir el ingreso de nuevas plantas y el transporte de plantas entre las islas, habrá que seguir fortaleciendo las instituciones públicas y reforzar con los residentes los riesgos de plantas invasoras incipientes y los hábitos sencillos para prevenir la propagación de éstas.

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