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Los 8 grandes enemigos de tu matrimonio

Mucho cuidado con estas actitudes en pareja, porque son veneno puro.

Igual que en todas las relaciones humanas, no hay nada definitivo en cuanto al matrimonio. Cada pareja se organiza o se desorganiza como mejor puede, y lo que funciona para algunos termina en desastre para otros. Sin embargo, en general, hay que tener cuidado de no caer en ciertos errores (que por cierto son de lo más comunes).

Secretos

Los secretos son hermanos de las mentiras. El problema no es el secreto en sí, sino darse cuenta, después de equis cantidad de tiempo, que la verdad ha sido ocultada. Cualquiera se decepciona, se desanima. Cualquiera, en un mal momento, comienza a considerar la posibilidad de largarse.

Dificultades económicas

Es de lo más común que las parejas se las vean negras en cuanto a dinero, pero el problema se atenúa si ambos trabajan por remediar la situación. En cambio, si uno de los dos sigue contrayendo deudas o gastando de forma irresponsable, el matrimonio está en peligro.

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Hijos no deseados

Si deséandolos con toda el alma, a veces dan al traste con la relación de pareja, ahora imagínense cuando el plan es no tenerlos y de pronto hay que lidiar con un nuevo esquema de vida, con nuevas obligaciones, con un montón de gastos incómodos.

Hay muchas parejas que de todas formas siguen adelante, e incluso se organizan, se las arreglan para sobrevivir. Pero son las menos. La mayoría de las veces el matrimonio termina o continua en total deterioro. ¿Cuál es la necesidad?

Desidia

Me refiero a esa especie de letargo en que caen algunas parejas, que se traduce en pocas muestras de cariño, en indiferencia, en postergación de asuntos importantes, aunque a veces pequeños, como las cenas románticas, el sexo, las vacaciones compartidas o los compromisos.

Si nuestra pareja no es prioritaria… ¿qué sentido tiene entonces?

Pleitos no solucionados

Ojo con el rencor. Cada quien sabrá qué está dispuesto a perdonar. El truco está en perdonar de forma legítima. Más vale separarse a segur guardando rencor por los errores que el otro cometió en el pasado.

Sé de parejas que juran haber superado las dificultades, pero de dientes para afuera, porque se hacen la vida de cuadritos, todos los días.

Desinterés o aburrimiento

Se dice que la rutina mata, y puede ser que lo haga, en especial cuando esa rutina no es algo que se pueda disfrutar. Divertirse en pareja es básico, compartir intereses, emocionarse por las mismas cosas.

Pero también se necesita dejar que el otro mantenga su propio espacio, actividades fuera de casa, independencia. No hay como el “juntos pero no revueltos“.

Falta de contacto físico

Es decir, sexo. Porque a la mayoría de las personas (no digo a que a todas) nos gusta hacer el amor, el juego de la seducción, saber que el otro se muere por hacernos de todo… y si no tenemos esos estimulantes en casa, es probable que los busquemos fuera de ella.

Competencia

Mi más sentido pésame a esas parejas que viven luchando por demostrar quién es mejor: en el trabajo, en cuanto a los ingresos, incluso por el cariño de los amigos o los hijos. Tendría que haber complicidad, no competencia.


En efecto, dejé la infidelidad fuera de la lista. Porque me parece un obstáculo que puede sortearse, pero creo que si lo anterior anda mal, entonces sí que los cuernos no tienen remedio.

Conozco a varios matrimonios que se han repuesto de la infidelidad, pero que han sucumbido después del nacimiento de su primer hijo, por poner un ejemplo.

Como decimos en México, cada quien habla de como le fue en la feria. ¿Qué opinan ustedes?

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