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Indígenas en defensa del bosque Otomí-Mexica

A pesar de los daños ecológicos y sociales, las órdenes judiciales para parar las obras y la resistencia del pueblo otomí, el proyecto carretero que destruirá el Bosque Otomí-Mexica continúa.

Ubicado en el Estado de México y abarcando del municipio de Tequixquiac hasta Villa del Carbón, el Bosque Otomí-Mexica es una de las áreas naturales más importantes de la región. Ha sido reconocido como área natural protegida, en las categorías de “Santuario del Agua”, “Zona Natural Protegida” y “Patrimonio Ecológico del Estado de México”. Además es el hogar de comunidades indígenas otomíes.

Pero desde hace 7 años, su destrucción se encuentra latente. En 2007, un grupo de personas desconocidas para los habitantes de San Francisco Xochicuautla, en el municipio de Lerma, iniciaron a excavar zanjas y a talar árboles, con el objetivo de realizar mediciones topográficas, sin contar con las autorizaciones necesarias. Una vez que se retiraron del lugar, los pobladores otomíes reforestaron la zona y retiraron las marcas que habían hecho.

Todos estos trabajos se encontraban encaminados a un proyecto de desarrollo que estas comunidades desconocían: la construcción de la autopista Naucalpan-Toluca, que busca conectar la zona de Santa Fe con el Aeropuerto Internacional de Toluca, partiendo así sus comunidades y territorios, incluyendo recintos sagrados.

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El proyecto impulsado desde el período en el que el hoy presidente Enrique Peña Nieto era gobernador del Estado de México medirá 39 kilómetros de largo y alrededor de 7,400 vehículos circularán en ella diariamente. Aunque es un proyecto gubernamental, éste ha sido concesionado a la empresa Autopistas Vanguardia S.A. de C.V., quien la construirá y operará – al menos – durante los siguientes 30 años.

Daños ambientales y culturales

Los daños ambientales serían desastrosos. Para la construcción de este ambicioso proyecto carretero, se tendrían que talar alrededor de 1 millón de árboles del bosque, afectando además al Río Lerma. Se dejarían de producir 250 millones de litros de agua al año que son abastecidos a la región del Valle de Toluca y del Valle de México. Además se afectaría el flujo natural de distintas especies animales de la zona.

De acuerdo al trazo, la carretera no sólo afectaría a las comunidades de San Francisco Xochicuautla, Santa Cruz Ayotuzco, San Mateo Atarasquillo y Santa María Atarasquillo, sino que también  pasaría por encima de unas de las rutas de peregrinación tradicional indígena, que se realiza cada año desde la época prehispánica hacia el cerro de La Campana.

Nacimiento de un movimiento 

Las autoridades estatales junto con la empresa concesionaria han emprendido acciones para poder continuar con el proyecto. Han cooptado los comités de bienes comunales de los pueblos afectados, han establecido “acuerdos de ocupación previa” de las tierras, e incluso han falsificado actas de asamblea comunales, explicó la abogada Esther Goujón.

Algunos comuneros han aceptado ceder sus tierras. En 2011, miles de policías acudieron a San Francisco Xochicuautla para que se llevara a cabo una asamblea en la que no se permitió el acceso a toda la comunidad. 74 comuneros – el 3% de los habitantes del lugar – aceptaron la cesión de las tierras para el proyecto carretero, mientras el resto de la población se manifestaba en contra fuera de la asamblea.

A raíz de esta presión de las autoridades estatales y de la empresa constructoras, los habitantes de los poblados afectados se unieron en 2011 para formar el Frente de Pueblos Indígenas en Defensa de la Madre Tierra.

Entre las acciones que el Frente ha tomado, destacan los 5 juicios de amparo promovidos contra el inicio de la obra. Derivado de ellos, se han dictado órdenes de suspensión de las obras.

Pero el pasado 10 de marzo el Frente anunció que las obras no han parado e incluso han sido intensificadas con apoyo de la policía estatal. El apoyo gubernamental no es nuevo, sino que ya desde el año pasado, granaderos ocuparon a la fuerza parte del bosque Otomí-Mexica e intimidaron a los comuneros que defendían sus bosques.

El desacato de las órdenes judiciales ya ha traído daños ecológicos. Se ha talado un número significativo de árboles, se han destruido mantos acuíferos y la cascada La Canaleja ha desaparecido.

Pasos a seguir 

El grupo de apoyo a las comunidad ha crecido y se ha formado el Comité en Defensa del Bosque Otomí-Mexica, con 34 agrupaciones comunitarias, comités juveniles, organizaciones de derechos humanos y otros colectivos de todo el país, además de grupos de solidaridad en España y Colombia. El Comité lanzó una carta en solidaridad con las comunidades otomíes y afectadas por el proyecto carretero, que todos podemos firmar.

En este contexto, los días 22 y 23 de marzo se llevará a cabo el Congreso Nacional Indígena en San Francisco Xochicuautla, al que asistirán comunidades indígenas de los estados de Morelos, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, Michoacán, Distrito Federal y del mismo Estado de México. El lema de este año es “Ya no dejaremos que nos quiten nuestra Madre Tierra”.

 

Fuente: Indígenas de todo el país van al Edomex para defender el Bosque Otomí-Mexica (Animal Político)

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