Espectáculos

Los peores novios de la literatura

Estos personajes se llevan las palmas en patanería y enfermedad mental.

Los novios y amantes de la literatura, igual que los de la vida real, tienen sus momentos gloriosos, sus notas memorables, y también su lado oscuro. Esta vez vengo a hablarte de un puñado de hombres ficticios que son expertos en lo último.

Irresponsables, egoístas, indolentes, patanes y de vez en cuando asesinos, con estos novios literarios agradecerás no tener galán este San Valentín. Ojo, hay spoilers.

Toru Watanabe – Tokio Blues

Toru conoce a Midori y se enamora de ella, pero nunca del todo, porque no deja de pensar en Naoko, su novia anterior. Aunque no estamos ante un patán consumado, su indecisión es incómoda. En la última parte de la novela lo vemos teniendo sexo atormentado con Reiko, una recién llegada a la ecuación, para que vean cómo se las gasta el personaje.

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Sutter Keely – The Spectacular Now

La novela es reciente, de Tim Tharp, y la adaptación cinematográfica está por estrenarse. El personaje me gusta por simpático y por su buena construcción, pero es una fichita: bebe todo el día, promete cosas que no cumple y tiene la costumbre de crear falsas expectativas en sus novias, escudándose en argumentos del tipo carpe diem. Simpático, sí, y también patán.

Horacio Oliveira – Rayuela

Las fans de la novela y de Cortázar me van a hacer pedazos (más porque hoy se cumplen años de su muerte), ni modo. Horacio será interesante, pero también es un egoísta: él mismo reconoce tratar mal a sus amantes, hacer lo posible por alejarlas. Mientras Lucía se las arregla sola con un hijo enfermo (y después muerto), Oliveira, como si nada, le da vueltas a “la unidad”, al sinsentido de la vida y a las posibilidades de la antinovela, ¡bah!

Alekséi Vronski – Ana Karenina

Aunque Ana es una adúltera y Vronski no es su novio estrictamente, la relación entre ambos trasciende el acostón y se vuelve cotidiana. Estamos ante el tipo de hombre que, una vez conseguido lo que buscaba, comienza a perder el interés. Y claro que el narrador responsabiliza a Ana en todo momento (la acusa de posesiva y desequilibrada), pero es evidente que Vronski tiene cuentas que rendir en ese suicidio del final.

El príncipe Hamlet – Hamlet

Está tan atormentado, tan empeñado en vengar la muerte de su padre, que se cree capaz de embaucar a Ofelia, acostarse con ella (no se enuncia pero se insinúa) y luego salirle conque siempre no. Eso sin mencionar que, por equivocación, el príncipe mata a Polonio, papá de la desdichada.

Sir Stephen – Historia de O

Magnético y malvado, Sir Stephen termina de convertir a O en una esclava sexual. Cuando ella está loca de amor y devoción por él, éste decide animalizarla y abandonarla a los deseos de un grupo de desconocidos. La novela no tiene final, pero Pauline Réage, la autora, escribió un posible desenlace (extraviado):

O, desesperada, confiesa a Sir Stephen que no puede vivir sin él, que prefiere el suicidio. “Muy bien, suicídate, reina, te doy permiso”, intuimos que responde el personaje. Es un maldito, pero también es mucho más verosímil que Christian Grey.

Patrick Bateman – American Psycho

Nadie quiere un novio psicópata (ni siquiera las psicópatas). El personaje además es infiel consuetudinario y está empecinado en construirse una imagen social que incluye tarjetas de presentación impecables, trajes costosos y una novia de aparador.

Lo más grave de Bateman no es que sea un asesino en serie, un caníbal, sino que use a Courtney, su novia, para figurar en sociedad, y que la ignore al grado de no estar interesado en matarla. El rey de los patanes.

Juan Pablo Castel – El túnel

Castel va un paso adelante en el sendero de la malevolencia. Obsesionado con María, termina asesinándola. Más que un novio, es un stalker, pero de algún modo se las arregla para que ella se interese, para que caiga en sus redes. Escena siguiente: Juan Pablo frente a María, diciéndole: “Tengo que matarte, me has dejado solo.” Insuperable.

***

Así es, la literatura está plagada de malos novios. De ser buenos, tal vez no valdría la pena leer sus historias. Por eso, si estás sola en San Valentín, piensa que podría ser peor: podrías estar acompañada de un novio como éstos.

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