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El rompope

Una bebida que surgió en todos lados, pero que en México se arraigó y ahora es una gran tradición. Una bebida dulce para cualquier época del año, pero sobre todo para este frío que nos llega.

Cuando fui de visita a Estados Unidos y probé el famoso Eggnog, que se supone es una versión americana del Rompope, me di cuenta que estaba muy lejos de serlo. El rompope es una deliciosa bebida alcohólica que es dulce y cremosa, y si me permiten decirlo, de mis preferidas. Tiene una historia un tanto particular que les quiero contar, además de que es perfecta para quitarnos el frío.

La verdad es que el origen del rompope se lo pelean muchas naciones. Los holandeses con su famoso Advocaat, o el muy similar Rompón español. La verdad es que lo hemos adaptado como nuestro.

En 1524, tras un largo y muy pesado viaje, llegó a la Ciudad de México un grupo de doce Frailes Franciscanos conocidos como “Los Doce Apóstoles”, quienes con trabajo y devoción supieron ganar la confianza y el cariño de los naturales, para darles a conocer la bondad y la fe que su religión profesaba.

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Lejos de quedarse en la comodidad de los conventos fundados, los frailes se lanzaron a la institución de nuevos templos por todo el territorio, promoviendo a su vez la creación de Conventos para monjas, en los cuales nacieron los primeros instrumentos de la gastronomía mestiza, resultando ser una conquista amorosa entre la cocina prehispánica y la del Viejo Mundo.

Las mejores recetas de cocina del Virreinato salieron de dichos conventos, y son hoy las más tradicionales en la cocina mexicana.

Curiosamente, como muchos otros platillos de la historia mexicana, el rompope también se originó en la querida Puebla de los Ángeles. Y tal como los mismos Chiles en Nogada, fue creado en un convento. Aunque esta vez, en el de las monjas Clarisas, que solían recibir a políticos y personalidades importantes. Y otro dato importante, estamos un poco más atrás en el tiempo. Unos pocos años después de la conquista.

La iglesia logró mantener el control de toda la población, se inmiscuía en los asuntos políticos y por ello, los conventos eran los lugares, que con regularidad, recibían a autoridades eclesiásticas y personalidades del gobierno. Las monjas Clarisas eran expertas en alojar a figuras de alcurnia y cuando ello sucedía preparaban los mejores platillos y bebidas, entre ellas el rompope. Con un poco de leche, canela, huevos y azúcar creaban esta suculenta bebida que ofrecían a las visitas, pero ellas nunca la probaban.

Ese es un error de cocina básico: hay que probar lo que se cocina. Quizás por eso, hasta ese momento el rompope no salía de los conventos. Se dice que una monja mestiza llamada Eduviges aprendió bien la receta del rompope en el convento de los franciscanos en Puebla. Ella era la encargada del rompope y como ella sí lo probaba, le daba esa sazón especial.

Ella le habló a las otras monjas sobre el sabor suave y rico del rompope. Y un poco después, se las arregló para que ellas también lo pudieran probar.

En esa época, la bebida se fabricaba sólo en los conventos. Pero como las monjas ya lo habían aceptado, se decidió comercializarlo. Así fue como las monjas Clarisas tuvieron un sustento para su congregación. Puede que su origen principal no sea mexicano, pero desde la época virreinal se disfruta y se ha adoptado como tal.

Así pues, en las cocinas de los conventos virreinales se molieron en sus metates los más variados ingredientes que sazonaron, perfumaron y recibieron color de las flores, para formar uno de los más ricos mestizajes en México. A pesar de que si hay una receta para hacer Rompope, se supone que hay un ingrediente de la formula original que todavía se desconoce, o sea que las monjitas guardan en secreto, pero aquí te damos la recetas por si te animas prepararlo.

Tiempo de elaboración |
Dificultad | Fácil
Personas | 4

Ingredientes

  1. 4 tazas de azúcar
  2. ¼ taza de almendras
  3. Ron al gusto
  4. 6 tazas de leche
  5. 5 yemas de huevo
  6. Un chorrito de vainilla
  7. 1 raja de canela
  8. Colorante para grenetina al gusto

Cómo hacer rompope

En la licuadora, muele las almendras con un poco de leche hasta que no queden grumos. Coloca la leche a hervir y agrega el azúcar y las almendras, incorporándolas lentamente con la pala de madera. Recuerda que sólo se debe de mover hacia un solo lado. Retira del fuego cuando este hirviendo.

Bate las yemas con el ron a punto de cordón y cuando estén listas, viértelas lentamente, e incorpóralas con la pala hasta que quede una mezcla uniforme. Cuela la bebida para eliminar cualquier grumo que se hubiera formado.
Si se te antoja, puedes agregar un poco de colorante para dar mas vista a la bebida. Cuando enfríe, envasa en un recipiente de vidrio.

Suena bastante bien en lo que descubrimos cuál era el ingrediente secreto de la monja Eduviges.

Fuente: México lindo y querido y degustar

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