
Es como con los zapatos; una nunca tiene demasiados. Pero con los pañuelos, es peor que con los zapatos. No tenemos que buscar uno de nuestro número; no hay que probárselos, no tenemos problemas con el material y lo mejor de todo ¡son baratos! Desde muy poco hasta muy mucho, las variedades de pañuelos son infinitas; en materiales, colores y texturas.
PUBLICIDAD
Abrigan y adornan; mejor incluso que las bufandas que a veces pican o que cuyas pelusitas vuelan hasta nuestra nariz.
Hubo un tiempo en que me volví loca comprándolos; ahora me he calmado un poco, primero porque ya no había espacio en el cajón y segundo es porque a veces, por más lindo que sea un pañuelo; cuesta combinarlo.
Si uno se viste entera de negro o entera de beige o entera de azul o con colores neutros, es muy fácil; pero eso –al menos en mi caso- en general no ocurre; soy demasiado fanática del color y entre vestidos, chalecos y poleras coloridos no se me hace tan fácil encontrar el pañuelo perfecto.
Sin embargo, poco a poco me he ido “neutralizando” buscando prendas de colores más suaves y combinables, uno, porque no aburren tanto y dos, para poder combinarlas con mis adorados pañuelos.
¿Cómo usan ustedes los pañuelos?