En los últimos tiempos se ha producido un cambio importante respecto a la forma en la que se debe educar a los niños para que sean adultos más empáticos, tolerantes, emocionalmente inteligentes y con responsabilidad afectiva. Es así como es cada vez más frecuente ver videos virales en plataformas como TikTok en la que los nuevos padres se muestran más comprensivos con sus hijos cuando hacen algún berrinche, desobedecen o cometen un error.
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Recientemente estuvo circulando un video en el que una pequeña derrama un vaso de leche y se escucha a su papá decir “no importa hija”. En otro viral, una mamá le quiere enseñar a su hijo pequeño a batir huevos pero al momento en que este intenta romper uno, se cae fuera del recipiente, a lo que ella le dice “no pasa nada”.
Estos videos han resonado en toda una generación de internautas que aseguran haber crecido con miedo derivado de los regaños de sus padres tras cometer un error lo que ha hecho a muchos cuestionarse cómo educar a un niño que se equivoca, de modo que aprenda de ello.
Por esto es que los regaños son más perjudiciales que beneficiosos
Regañar a los niños cuando cometen errores puede tener efectos negativos en su desarrollo emocional y cognitivo. En lugar de promover un ambiente de aprendizaje positivo, estos pueden generar sentimientos de vergüenza, ansiedad y baja autoestima en ellos, lo que además puede inhibir su capacidad para tomar riesgos y explorar nuevas ideas, ya que temen equivocarse.
Los regaños tienden a enfocarse en el comportamiento negativo en lugar de enseñar a los niños cómo corregirlo o aprender de él. En cambio, es importante adoptar un enfoque más compasivo y orientado al crecimiento. Esto implica brindarles apoyo, aliento y orientación para comprender y superar sus errores, promoviendo así la resiliencia, la autoaceptación y el desarrollo de habilidades para resolver problemas de manera efectiva.
Al hacerlo, se fomenta un ambiente de aprendizaje positivo donde los niños se sienten seguros para explorar, aprender y crecer sin miedo al juicio o la reprimenda.
Qué sí debes hacer para que tus hijos aprendan de sus errorer sin regañarlos
Ayúdales a reconocer el error
El primer paso consiste en reconocer cuándo tu hijo ha cometido un error y reflexionar sobre el resultado. Pídeles que compartan qué han aprendido de la experiencia y cómo creen que podrían mejorar en el futuro. Refuerza con frecuencia la idea de que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y significa adquirir nuevos conocimientos.
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Habla abiertamente sobre los errores
Comparte con ellos tus propias experiencias de cuando has cometido algún error. Detalla qué sucedió, cómo lo manejaste (incluso si no fue tan bien al principio) y qué aprendiste. Esto es ideal después de que ellos cometan un error. Por ejemplo, si reprobaron un examen, también puedes compartir una ocasión en la que reprobaste un examen y contarles que después de eso aprendiste que debías empezar a estudiar antes o que pediste ayuda adicional al profesor antes.
Enfocarte en una mentalidad de crecimiento es clave
El fracaso es inevitable, pero al dirigir su atención hacia lo que salió mal y cómo pueden solucionarlo, los niños con mentalidad de crecimiento pueden convertir los fracasos en valiosas experiencias de aprendizaje.
Cultivar esta actitud empodera a los niños y transforma su forma de enfrentar el fracaso. Un estudio publicado en Developmental Cognitive Science revela que después de cometer un error, los niños con mentalidad de crecimiento muestran una mayor actividad cerebral en comparación con aquellos que tienen una mentalidad fija. Como resultado, también tienen más probabilidades de mejorar su rendimiento.
